Empiezas a conversar, conocerte con alguien, de lo mal que te caía empiezan a entablar una "pequeña amistad", luego ya hablas del tema con tus amigos, conocidos, etc... sin darte cuenta TE ESTAS ENAMORANDO.
Ya no escuchas música bailable en casa, en el carro o en el mp3, ahora escuchas RADIO ROMÁNTICA (relájate y siente), entre otras emisoras donde solo pasan canciones de amor y cada letra te hace recordar a aquella persona que solo empezaste a tratar...
Pero será solo tu imaginación? será tal vez ilusión? o será amor?... esa palabra, AMOR, muy fuerte no? pero así empiezas, lo que no sabes es si de esto algo resultará o quedará así, aquí, por un medio, cortante y directo.
Que difícil es saber si llegará a algo más, si llegará a ser lo que tanto sueñas día y noche, quien sabe, dejar las cosas que pasen (porque tienen que pasar) o simplemente CORTAR.
Estas cosas son graciosas porque te hacen levantar de un humor genial al día siguiente y así sucesivamente hasta que todo se concrete o en caso contrario se CONSUMA.
Indirectas más directas no pueden haber... miradas que se alejan, van y vienen, a veces vienen y se van, a veces van y nunca regresan, miradas tentadoras, miradas que te hacen volar...
viernes, 31 de octubre de 2008
jueves, 23 de octubre de 2008
Balneario - Chorrillos - Fotografía


En la primera fotografía aparece mi mejor amiga, Fiorella Aliaga, a lo lejos, tratando de torear el mar con su capote, ella practica este deporte desde hace poco tiempo, pero le apasiona, algunas personas estan en contra de esto pero debemos respetar opiniones y costumbres.
La segunda fotografía es el SUNSET, acercado con un ZOOM para que pueda verse también las lanchas que pescadores alquilan para así ganar dinero extra, a parte es su herramienta de trabajo del día a día...
Les recomiendo conocer este Balneario y ver lo bello que es...
Balneario - Chorrillos - Fotografía



Balneario de Chorrillos...
UN LUGAR CON HISTORIA Y COSTUMBRES
El mar, un hombre y su hijo, Él enseñándole a nadar, a ver lo bello que es la naturaleza y compartir un momento de felicidad al lado del ser que Dios le regaló.
Estos lugares pueden transmitirnos tantas cosas, solo depende de como te dejes llevar, el ánimo en el que te puedes encontrar...
Esas conchas, que a simple vista te dan ganas de comprarlas en el mercado artesanal de Chorrillos, el lugar donde el pescado y los mariscos los encuentras más, muchísimo más barato que en los mercados o supermecados locales...
Como dice Beto Ortiz: NO HAY MEJOR VIDA QUE LA VIDA DE REPORTERO =)
Chorrillos - Octubre 2008
Balneario - Chorrillos - Fotografía
Sábado tras sábado, recorriendo el balneario de Chorrillos y sus alrededores en busca de lugares, personas que transmitan historia en fotografías.
Un grupo de 5 personas, cada uno con su propia cámara caminando a paso lento dispuestos a encontrar algo que realmente nos asombre, dispuestos y arriesgándonos a todo por el todo para así quedar seleccionados como las mejores fotografías del aula 501 para que así sean expuestas en el patio de la Universidad.
A pesar de ser un trabajo muy cansado y trabajoso, lleno de problemas - como todo grupo - podemos conocernos más y pasar tiempo con los verdaderos amigos.
Integrantes:
Gao, Johana.
Gao, Johana.
Benites, Yhan.
Del Río, Andrea.
Sagasti, Aldo.
Neyra, Joseph.
Curso: Fotografía
Profesor: Oscar Chambi
Ciclo: IV
Fotos por Johana Gao.
miércoles, 15 de octubre de 2008
Perfil...

Un hombre controversial, sarcástico y lleno de humor, censurado por muchos problemas, pero en este perfil no
Por Johana G. Gao Chung
De muy pequeña sus programas me parecían grotescos, sin sentido, simplemente quería llegar al público televidente que llegaba a sus casas a las 11.00 de la noche, presentando vedettes, cantantes que tenían alguna relación con ellas, entre otras cosas de muy mal gusto. Pero luego crecí y me di cuenta de que esas cosas grotescas que suelen pasar por televisión causa gracia y humor en el televidente y yo estoy entre esa gente.
Humberto Ortiz Pajuelo, más conocido como Beto, nació en Lima en el año 1968, se puede decir que la ciudad no estaba preparada para la llegada de este hombre que con su personalidad y carácter sacaría de sus casillas a más de uno.Un hombre inteligente, periodista, egócentrico, conductor de televisión y escritor peruano.
Muchos de sus libros han sido criticados, claro que más veces fueron destructivas que constructivas, lo que aún no sabemos es si ha sido por el contenido o por el autor, a pesar de ello, Beto sigue vendiendo "cultura" como él lo llama, ya que esta seguro de tener el talento de hacer historias buenas o más bien “decentes”.
Estudió derecho en la Universidad de Lima, no porque él quisiera, sino por presión de sus padres, ser hijo único hizo que el sueño de sus progenitores se vuelva una doble responsabilidad. Beto sabía que esa carrera no era para él, envidiaba a la gente de la facultad de al frente, comunicaciones, saliendo con cámaras y famosos, por eso decidió cambiarse de carrera sin que sus padres se dieran cuenta, al llegar al IV ciclo de facultad empezó a trabajar en el diario El Comercio, el más influyente e importante de este país, lo cual hizo que al pasar el tiempo no tuviera tiempo para la universidad y es así que culminando el IX ciclo abandonó la facultad.
- ¿Trataste de volver a retomar la universidad?
- Claro que sí, hice mi reingreso, volví a matricularme, pero sentía que ya no era lo mismo, me aburría.
- ¿Entonces era como perder el tiempo?
- Claro, además nunca necesité redactar mi curriculum para conseguir trabajo.
- ¿Quisiste enseñar en alguna oportunidad?
- Sí, pero sabes que para ello si te piden una licenciatura, ni siquiera el bachiller, pero he hecho talleres y en tu universidad, en la facultad de la Brasil, hablé con el cura Leuridan, le llevé la propuesta y un sílabo demasiado completo, le gustó y me contrató, pero sabes que siempre hay unos que se quieren hacer los chistositos y empezaron a silbarme, piropearme y lamentablemente yo no tolero esas cosas, es así que voy a la fotocopiadora y saco una copia de mi cheque en una ampliación gigante, que en ese entonces cobraba doce mil dólares o quince mil y debajo un papel que escribí con plumón que decía: “Chao Estafados”, caminé despacio por toda la facultad para que leyeran ya que fue una venganza muy sabrosa el saber que se quedarían picones por el monto que cobraba, todo el campus se quedó estupefacto.
La crónica que él considera más visitada en su blog y con mejores críticas es: Todo es gay, la realizó cuando se encontraba en Miami y la idea surgió de una conversación entre amigos donde se decían que si tenían el cabello con gel eran gays, si se miraban en el espejo por mas de diez minutos también lo eran, es así donde escribe esta crónica colocando las simples actividades matutinas de cualquier hombre, realizado con más precisión, considerándolo GAY.
Él siempre fue una persona tímida, desde el colegio hasta el día de hoy, pero siempre imaginó desde muy pequeño salir en televisión y conducir un programa, gracias a su empeño, esmero y dedicación su gran juego de niño se convirtió en realidad. Ahora conduce un programa en el canal 2 llamado Enemigos Íntimos con Aldo Miyashiro, un dúo dinámico que se llevan bien tanto dentro como afuera del estudio, la idea de este programa nace de Aldo proponiéndole hace un programa piloto para luego presentarlo a los productores le gustó e hicieron dos más de prueba, es ahí donde queda y firman un contrato.
“Llevamos menos de un año al aire y nos está yendo muy bien gracias a Dios, tenemos más rating que Rosa María Palacio, y eso que ella leva más de siete años haciendo televisión, si esto continúa así pues déjame decirte que el próximo año será mucho mejor”, alegó Beto con una sonrisa de oreja a oreja.
Su exilio a Iquitos fue debido a un gran problema que tuvo en Lima, es ahí donde decide colocar una discoteca llamada Papá Piraña, la cual no la hizo con el fin de realizarse como empresaria ni mucho menos, sino hubiera hecho todo un estudio de mercado, simplemente lo hizo por AMOR, “una persona enamorada hace lo que sea”, dice Beto con una mirada que reflejaba la gran tontería que cometió al haber hecho semejante barbaridad.
Es un poco extraño a la hora que nos cuenta sobre su vida sentimental, no le gusta que lo mimen, ni que le demuestren cariño, esas cosas con él no van, dice que el amor es una cursilería, por ahora se encuentra solo, sin una pareja definida, se esta encargando y poniendo en primer plano todas sus metas y trabajos.
Pero, ¿Qué es lo que Beto Ortiz hace en sus ratos libres?
-Doy entrevistas, son la 01.30 de la mañana y tengo que madrugar.
Palabras, Frases, Estrofas... Poemas.

La vida
La vida va y viene,
pasa de prisa sin que nos demos cuenta.
La vida trae consigo dolor,
pena y penumbras.
La vida nos enseña cosas,
nos da golpes,
caemos, nos levantamos
y seguimos de frente.
La vida misma me enseña a vivirla,
no sé si hago lo correcto,
pero equivocada seguiré yendo.
La vida es extraña,
nunca sabremos que pasará,
pero dicen que eso es interesante,
despertar sin rumbo a aquel día que llega.
La vida me dijo que luche por lo que quiero,
pero ¿para qué luchar cuando la batalla ya me venció?
La vida misma te hace madurar,
nunca dejas de aprender de ella.
La vida tiene sus altas y bajas,
sus cosas buenas y malas.
La vida para algunos es un túnel sin salida,
oscuro, sin una luz que guía.
Para otros la vida tiene un sentido,
está más claro que el agua
y se divierten cuando encuentran cosas nuevas.
La vida tiene un significado distinto para todo ser humano,
no todos la ven con los mismos ojos que tiene el alma,
aquellos ojos pueden estar llenos de ira
y otros llenos de amor.
Todo depende de lo que haya podido ocurrir
en el momento que lo estas viendo.
La vida te hace ver las cosas de diferentes maneras,
y cuando le encuentras el sentido,
aprendiste a vivir con ella.
Crónica de Viaje

De mi punto a Comas
Partiendo de San Borja hasta Comas, un distrito al cual jamás había ido, arriesgándome a una nueva aventura
Quise dormir el domingo plácidamente sin que nadie me moleste, levantarme más o menos a las doce del medio día y ver televisión, pero una llamada inoportuna me levantó a las nueve y media de la mañana, era mi mejor amiga, Nuria, diciéndome que vaya a su casa para ir a Comas a hacer de una buena vez el trabajo que nuestro profesor de periodismo II nos había dejado, este constaba de subirnos a un micro y observar cada detalle de todo, y cuando digo todo, es TODO…
Con el dolor de mi corazón tuve que abrir mis dos ojos y entrar a la ducha, hacía tanto frío que daba mucha flojera, pero yo soy de las personas que no pueden salir de casa sin antes bañarme, así es que me alisté y salí de casa lo más rápido posible. Tome el carro ATE – ATE rumbo al ejército, es allí donde vive Nuria, me senté en un asiento de uno, saqué mi libreta de apuntes y recé para que ocurrieran cosas fuera de lo normal en un micro para poder contar, al ritmo de la rica cumbia que hoy en día está de moda empecé a observar cada detalle en la calle, me di cuenta que a pocas cuadras de donde vivo, volteando a la derecha, se pueden observar el cambio que hay en las calles como en las casas, el distrito al que me refiero es Surquillo, un lugar donde en cada esquina podemos encontrar harta basura y todavía en las mañanas, la gente va de aquí para allá, algunos con cara de preocupación, otros llevando el desayuno a sus casas, yo seguía mirando sin perderme un solo detalle, pero no puedo negar que habían momentos en los cuales me desconcentraba y empezaba a pensar en mí, en cómo me sentiría si viviera en un lugar así, donde tenga que pasar tal vez hambre y privaciones de cosas materiales.
El conductor creía que estaba en un bus parrandero o algo parecido porque el volumen estaba al máximo y ya no era cumbia lo que sonaba si no reggaetón, este género que causa sensación en la mayoría de jóvenes y me incluyo en la mayoría, pero no es recomendable escucharlo en las mañanas y mucho menos un domingo, porque te empiezas a acordar que tal o cual canción la bailaste el sábado con el chico que te gusta o la quisiste bailar pero nunca te sacó, esas cosas pasan, pero volviendo al tema, en una esquina paró el carro e iban a bajar una niña de aproximadamente 5 años y su madre, lo que me pareció curioso fue como la mamá va a bajar primero y dejar atrás a la niña, pero el cobrador muy amablemente ayudó a la pequeña, porque es imposible que esas cortas piernas puedan bajar esos grandes escalones, ahora no sé si de verdad el cobrador fue amable al ayudarla a bajar o simplemente quiso acelerar a la niña para poder seguir, pero en fin, solo eso sabe el cobrador.
“Toda la Brasil, Salaverry, el Ejército… habla vas” gritando esas palabras el cobrador llamaba a la gente para que suban y así ganar dinero, me pregunto si estos señores o, en muchos casos mujeres, al gritar tanto y con este frío ¿no les dolerá la garganta? O ya debe ser la costumbre, supongo, pero lo peor no saben que fue, a pocas cuadras donde ya iba a bajar, se suben tres chicos súper resaqueados, con un tufaso y las camisas fuera de los pantalones, se pusieron al costado mío y todavía empezaron a hablar, el olor era horrible, no quiero imaginarme como me veía yo cuando también salía tarde de las reuniones, o más bien “temprano”, y tenía que subirme al micro, prometo no volver a hacerlo, de verdad que fue muy incómodo para mí, felizmente dije – “baja en Vigil” - y pude respirar aire fresco de domingo mañanero.
Mi barriga sonaba del hambre que tenía, mi amiga y su enamorado me dieron el encuentro y los saludé con un fuerte abrazo efusivo como si no los hubiera visto en años, y solo había pasado un día, eso es AMISTAD, pregunté qué micro tomaríamos para dirigirnos al rico Comas, al distrito que esperaba con ansias conocer, pero también con miedo, porque siempre dicen que esos lugares son un poco peligrosos, solo un poquito, así es que paramos el micro de la empresa América que decía ÚLTIMO PARADERO -CARABAYLLO, subimos y nos sentamos en la última fila de los asientos ya que de todas maneras íbamos a hacer los últimos en bajar.
Eran las doce del medio día, saqué mi libreta una vez más y lista para apuntar, pero el señor que se encontraba a mi lado me miraba raro, que habrá pensado que estaba haciendo, o habrá pensado que estaba loca, pero yo solo sonreía. Llegando a Alfonso Ugarte, en el mismo ovalo para ser exactos, habían unas personas con trajes típicos peruanos, de la región andina para ser más específicos, danzando al ritmo de un bombo y platillos que otras personas tocaban y unos hombrecitos de morado cargando la imagen de un santo, la verdad es que no me percate de que santo era, pero de que era peruano, era peruano, me llamó la atención cuando las personas del micro empezaron a persignarse, unos lo hacían porque de verdad eran católicos, otros por monería, porque estoy segura de que ni siquiera sabían que santo era.
Pasaron unos minutos en los cuales me distraje por un momento ya que la conversación de mis dos amigos estaba interesante, estaban viendo el anuncio en el periódico haber si conseguían trabajo, más finteros, pero así son. Pasaron unos diez minutos y se subió el primer ambulante ofreciendo caramelos en una mano y cargando a su bebé con el otro, con las mangas remangadas enseñando el terrible pasado que había tenido en la cárcel, cortes cicatrizados por fuera, pero sé que por dentro la herida sigue viva como el primer día que se lo hicieron, pero a mí en particular estas personas que suben y empiezan a decir que ha estado en tal penal por robo o asesinato y que ahora venden caramelos para ganarse la vida me dan tanta cólera porque asustan a los pasajeros que quieren viajar tranquilamente y llegar sanamente a su destino, nadie le compro un solo caramelo, quizás fue por miedo como les dije, quizás porque no querían ayudar o tal vez porque somos indiferentes al dolor humano, o como en mi caso que estaba con las justas para mi pasaje.
Lo más interesante fue que cuando se bajó sube una señora sin nada que ofrecer, simplemente dijo –“una limosnita por favor”- y parte de los que estábamos ahí la apoyaron ¿Alguien sabe porqué?, yo la verdad tengo muchas propuestas, pero prefiero dejarlo así.
Ya estábamos llegando a Los Olivos, pasando la UNI, una universidad que intentando mil veces jamás entraría, nunca lo he hecho pero me gustaría, aunque ni tanto, porque después me voy a sentir muy pero muy ignorante. Ahí sí me di cuenta del contraste tan notorio que hay de la zona donde vivo a la zona donde estaba llegando, personas que viven en los cerros, personas que comen de la basura, chicos y chicas de mi edad tomando en las calles, las caras de las personas mostraban dolor, tristeza, quizás de la impotencia de que nadie los ayude o tal vez porque ellos mismos no se pueden ayudar, pero tampoco no todo era así, también habían familias que salían a comer a algún puesto de comida que se encontraba cerca para así poder pasar un poco de tiempo juntos, tantas cosas se pueden ver en aquellos lugares que después de 18 años me doy cuenta que la vida allá afuera es otra distinta a la mía.
Pero aquí viene el gran “chongo” que hubo en el micro, se sube un vendedor de libritos de cultura general a solo un SOL, el señor preguntaba si sabíamos que significaba la palabra Machu Picchu, o que eran los valores, todos se miraban las caras, yo me sentí tan ignorante, la verdad nunca traté de saber cuál era el significado de una de las maravillas del mundo, y encina estando en el Perú y todavía siendo yo peruana, cuando el señor pasaba por cada uno de nuestros asientos nadie quiso comprar el librito ese, yo creo que el hombre se molestó porque se puso a decir que el peruano era tan ignorante que teniendo la oportunidad de poder comprar un libro para culturizarnos preferimos darle la espalda y empezó a compararnos con los chilenos y etc, pero un pasajero se picó al ser comparado y se paró a decirle – ¿a dónde quieres llegar con eso?, ¿qué nos quieres decir?, ¡habla ps weon! – creo que esas palabras fueron más que suficientes porque de inmediato se bajó el vendedor y sin un solo sol, fue algo para nunca olvidar, la lección fue: Compremos un librito de cultura general y pongámonos a leer algo todos los días.
Nuria se quería bajar del micro, ya no aguantaba estar un solo momento más sentada, pero yo quería llegar a Carabayllo, y ella no quería, así es que nos bajamos en la calle Túpac Amaru – Los Álamos en Comas, un lugar sumamente comercial y a la vez peligroso, pandillas de chicos en las esquinas mirando y eligiendo a sus presas, fue algo terrible pero yo tenía que tranquilizarme, la sensación de miedo y el ¿qué me pasará? lo dejé atrás y quise sentirme como uno de ellos, sino olerían mi miedo y se irían encima mío.
Felizmente tenemos un amigo de la universidad que vive cerca de ahí, por ende lo llamamos para que nos viniera a recoger, nos llevó a su casa y conocimos a su familia, su mamá nos invitó a almorzar, así es que nos quedamos con gusto, mientras la señora Reyna preparaba el rico pisco sour y el suculento pollo al tau si decidimos jugar ocho locos para matar el aburrimiento y escuchando música, fue una tarde entretenida entre amigos.
Quien iba a imaginar que un trabajo de redacción iba a causar tantas emociones y sensaciones juntas, todos en la vida aprendemos de algo, por más insignificante que sea siempre tenemos que prestar atención, gracias a Dios escogí la carrera más bella que puede existir en este mundo, ser un comunicador social.
Lima, 12 de Agosto de 2008
Partiendo de San Borja hasta Comas, un distrito al cual jamás había ido, arriesgándome a una nueva aventura
Quise dormir el domingo plácidamente sin que nadie me moleste, levantarme más o menos a las doce del medio día y ver televisión, pero una llamada inoportuna me levantó a las nueve y media de la mañana, era mi mejor amiga, Nuria, diciéndome que vaya a su casa para ir a Comas a hacer de una buena vez el trabajo que nuestro profesor de periodismo II nos había dejado, este constaba de subirnos a un micro y observar cada detalle de todo, y cuando digo todo, es TODO…
Con el dolor de mi corazón tuve que abrir mis dos ojos y entrar a la ducha, hacía tanto frío que daba mucha flojera, pero yo soy de las personas que no pueden salir de casa sin antes bañarme, así es que me alisté y salí de casa lo más rápido posible. Tome el carro ATE – ATE rumbo al ejército, es allí donde vive Nuria, me senté en un asiento de uno, saqué mi libreta de apuntes y recé para que ocurrieran cosas fuera de lo normal en un micro para poder contar, al ritmo de la rica cumbia que hoy en día está de moda empecé a observar cada detalle en la calle, me di cuenta que a pocas cuadras de donde vivo, volteando a la derecha, se pueden observar el cambio que hay en las calles como en las casas, el distrito al que me refiero es Surquillo, un lugar donde en cada esquina podemos encontrar harta basura y todavía en las mañanas, la gente va de aquí para allá, algunos con cara de preocupación, otros llevando el desayuno a sus casas, yo seguía mirando sin perderme un solo detalle, pero no puedo negar que habían momentos en los cuales me desconcentraba y empezaba a pensar en mí, en cómo me sentiría si viviera en un lugar así, donde tenga que pasar tal vez hambre y privaciones de cosas materiales.
El conductor creía que estaba en un bus parrandero o algo parecido porque el volumen estaba al máximo y ya no era cumbia lo que sonaba si no reggaetón, este género que causa sensación en la mayoría de jóvenes y me incluyo en la mayoría, pero no es recomendable escucharlo en las mañanas y mucho menos un domingo, porque te empiezas a acordar que tal o cual canción la bailaste el sábado con el chico que te gusta o la quisiste bailar pero nunca te sacó, esas cosas pasan, pero volviendo al tema, en una esquina paró el carro e iban a bajar una niña de aproximadamente 5 años y su madre, lo que me pareció curioso fue como la mamá va a bajar primero y dejar atrás a la niña, pero el cobrador muy amablemente ayudó a la pequeña, porque es imposible que esas cortas piernas puedan bajar esos grandes escalones, ahora no sé si de verdad el cobrador fue amable al ayudarla a bajar o simplemente quiso acelerar a la niña para poder seguir, pero en fin, solo eso sabe el cobrador.
“Toda la Brasil, Salaverry, el Ejército… habla vas” gritando esas palabras el cobrador llamaba a la gente para que suban y así ganar dinero, me pregunto si estos señores o, en muchos casos mujeres, al gritar tanto y con este frío ¿no les dolerá la garganta? O ya debe ser la costumbre, supongo, pero lo peor no saben que fue, a pocas cuadras donde ya iba a bajar, se suben tres chicos súper resaqueados, con un tufaso y las camisas fuera de los pantalones, se pusieron al costado mío y todavía empezaron a hablar, el olor era horrible, no quiero imaginarme como me veía yo cuando también salía tarde de las reuniones, o más bien “temprano”, y tenía que subirme al micro, prometo no volver a hacerlo, de verdad que fue muy incómodo para mí, felizmente dije – “baja en Vigil” - y pude respirar aire fresco de domingo mañanero.
Mi barriga sonaba del hambre que tenía, mi amiga y su enamorado me dieron el encuentro y los saludé con un fuerte abrazo efusivo como si no los hubiera visto en años, y solo había pasado un día, eso es AMISTAD, pregunté qué micro tomaríamos para dirigirnos al rico Comas, al distrito que esperaba con ansias conocer, pero también con miedo, porque siempre dicen que esos lugares son un poco peligrosos, solo un poquito, así es que paramos el micro de la empresa América que decía ÚLTIMO PARADERO -CARABAYLLO, subimos y nos sentamos en la última fila de los asientos ya que de todas maneras íbamos a hacer los últimos en bajar.
Eran las doce del medio día, saqué mi libreta una vez más y lista para apuntar, pero el señor que se encontraba a mi lado me miraba raro, que habrá pensado que estaba haciendo, o habrá pensado que estaba loca, pero yo solo sonreía. Llegando a Alfonso Ugarte, en el mismo ovalo para ser exactos, habían unas personas con trajes típicos peruanos, de la región andina para ser más específicos, danzando al ritmo de un bombo y platillos que otras personas tocaban y unos hombrecitos de morado cargando la imagen de un santo, la verdad es que no me percate de que santo era, pero de que era peruano, era peruano, me llamó la atención cuando las personas del micro empezaron a persignarse, unos lo hacían porque de verdad eran católicos, otros por monería, porque estoy segura de que ni siquiera sabían que santo era.
Pasaron unos minutos en los cuales me distraje por un momento ya que la conversación de mis dos amigos estaba interesante, estaban viendo el anuncio en el periódico haber si conseguían trabajo, más finteros, pero así son. Pasaron unos diez minutos y se subió el primer ambulante ofreciendo caramelos en una mano y cargando a su bebé con el otro, con las mangas remangadas enseñando el terrible pasado que había tenido en la cárcel, cortes cicatrizados por fuera, pero sé que por dentro la herida sigue viva como el primer día que se lo hicieron, pero a mí en particular estas personas que suben y empiezan a decir que ha estado en tal penal por robo o asesinato y que ahora venden caramelos para ganarse la vida me dan tanta cólera porque asustan a los pasajeros que quieren viajar tranquilamente y llegar sanamente a su destino, nadie le compro un solo caramelo, quizás fue por miedo como les dije, quizás porque no querían ayudar o tal vez porque somos indiferentes al dolor humano, o como en mi caso que estaba con las justas para mi pasaje.
Lo más interesante fue que cuando se bajó sube una señora sin nada que ofrecer, simplemente dijo –“una limosnita por favor”- y parte de los que estábamos ahí la apoyaron ¿Alguien sabe porqué?, yo la verdad tengo muchas propuestas, pero prefiero dejarlo así.
Ya estábamos llegando a Los Olivos, pasando la UNI, una universidad que intentando mil veces jamás entraría, nunca lo he hecho pero me gustaría, aunque ni tanto, porque después me voy a sentir muy pero muy ignorante. Ahí sí me di cuenta del contraste tan notorio que hay de la zona donde vivo a la zona donde estaba llegando, personas que viven en los cerros, personas que comen de la basura, chicos y chicas de mi edad tomando en las calles, las caras de las personas mostraban dolor, tristeza, quizás de la impotencia de que nadie los ayude o tal vez porque ellos mismos no se pueden ayudar, pero tampoco no todo era así, también habían familias que salían a comer a algún puesto de comida que se encontraba cerca para así poder pasar un poco de tiempo juntos, tantas cosas se pueden ver en aquellos lugares que después de 18 años me doy cuenta que la vida allá afuera es otra distinta a la mía.
Pero aquí viene el gran “chongo” que hubo en el micro, se sube un vendedor de libritos de cultura general a solo un SOL, el señor preguntaba si sabíamos que significaba la palabra Machu Picchu, o que eran los valores, todos se miraban las caras, yo me sentí tan ignorante, la verdad nunca traté de saber cuál era el significado de una de las maravillas del mundo, y encina estando en el Perú y todavía siendo yo peruana, cuando el señor pasaba por cada uno de nuestros asientos nadie quiso comprar el librito ese, yo creo que el hombre se molestó porque se puso a decir que el peruano era tan ignorante que teniendo la oportunidad de poder comprar un libro para culturizarnos preferimos darle la espalda y empezó a compararnos con los chilenos y etc, pero un pasajero se picó al ser comparado y se paró a decirle – ¿a dónde quieres llegar con eso?, ¿qué nos quieres decir?, ¡habla ps weon! – creo que esas palabras fueron más que suficientes porque de inmediato se bajó el vendedor y sin un solo sol, fue algo para nunca olvidar, la lección fue: Compremos un librito de cultura general y pongámonos a leer algo todos los días.
Nuria se quería bajar del micro, ya no aguantaba estar un solo momento más sentada, pero yo quería llegar a Carabayllo, y ella no quería, así es que nos bajamos en la calle Túpac Amaru – Los Álamos en Comas, un lugar sumamente comercial y a la vez peligroso, pandillas de chicos en las esquinas mirando y eligiendo a sus presas, fue algo terrible pero yo tenía que tranquilizarme, la sensación de miedo y el ¿qué me pasará? lo dejé atrás y quise sentirme como uno de ellos, sino olerían mi miedo y se irían encima mío.
Felizmente tenemos un amigo de la universidad que vive cerca de ahí, por ende lo llamamos para que nos viniera a recoger, nos llevó a su casa y conocimos a su familia, su mamá nos invitó a almorzar, así es que nos quedamos con gusto, mientras la señora Reyna preparaba el rico pisco sour y el suculento pollo al tau si decidimos jugar ocho locos para matar el aburrimiento y escuchando música, fue una tarde entretenida entre amigos.
Quien iba a imaginar que un trabajo de redacción iba a causar tantas emociones y sensaciones juntas, todos en la vida aprendemos de algo, por más insignificante que sea siempre tenemos que prestar atención, gracias a Dios escogí la carrera más bella que puede existir en este mundo, ser un comunicador social.
Lima, 12 de Agosto de 2008
Crónica de Cementerio
Una tarde en el cementerio.
LAS DOS CARAS DEL SUFRIMIENTO
Mientras unos sufren por la partida de sus seres queridos, otros trabajan para no sufrir carencias
Por Johana G. Gao Chung.
“El día que dejen de recordarme, ese día moriré”… una frase que encontramos en la mayoría de urnas en cualquier cementerio. Una frase conmovedora, que nos da la esperanza de sentir que en algún momento, en algún tiempo, lo volveremos a ver. Una frase que al tan solo oírla o leerla disfraza el dolor de haberlo perdido.
Fue un jueves en la mañana que me dirigí al cementerio El Ángel, un cementerio que tiene historia en nuestro país, uno de los más antiguos de Latinoamérica. Al principio me sentí emocionada de poder conocer más acerca de este lugar, ya que las veces que siempre he ido solo era para visitar a mi padre y a mi hermana, pero nunca me percaté de las tantas anécdotas que suelen pasar las personas que trabajan ahí. Llegué pensando que me contarían historias de terror como suelen suceder en un cementerio, pero lo que encontré no tenía nada que ver con lo que pensaba.
Para mí ir a este lugar significa mucho, el día que enterraron a mi hermana era una niña de trece años, ya tenía conciencia de lo que pasaba, fue un golpe muy duro que con el tiempo lo fui superando, no del todo, pero ya no me afecta tanto como en ese momento. Las cosas pasan porque tienen que pasar, siempre me lo decía para no sufrir, pueden creer que desde ese día nunca más volví a pisar ese cementerio hasta que leí el correo de mi profesor y uno de los lugares que tenía que asistir para cubrir una crónica era este, pude haber elegido otro, pero dos días antes de leer el mail había soñado con mi hermana, como lo dije antes, las cosas pasan porque tienen que pasar, habrá sido una señal, o simplemente será el destino.
Me separé del grupo con el que fui y me dirigí a San Cosme I, uno de los tantos pabellones que tiene este cementerio, es ahí donde se encuentra mi hermana, lloré de la impotencia de no haber podido hacer algo para que ella no se hubiera separado de mí, recé y volví con los demás dispuesta a encontrar una historia emocionante que pudiera contar.
Dando vueltas y vueltas por más de dos horas me atreví a acercarme a un señor de características muy simpáticas, gordito y con una sonrisa de oreja a oreja que en ese momento limpiaba una urna que estaba a cuatro metros del suelo, estaba encima de una escalera muy vieja que se tambaleaba de un lado a otro:
-Señor ¿puede bajar un momento para poder hacerle unas preguntas?
Me miró amablemente y bajó.
-Dígame señorita.
-¿Cuál es su nombre?
-Silvano Martínez.
Mientras me hablaba se limpiaba las manos con un pedazo de tela y se arreglaba la camisa, como para darme una buena impresión.
-¿Cuántos años tiene trabajando en este cementerio?
-Trabajo aquí desde el año 1990, saca tu cuenta. Me acuerdo que fue en ese año porque fue cuando Fujimori entró al gobierno y despidieron a todos los obreros de la empresa donde trabajaba, solo se quedaron los más antiguos.Su mirada cambió totalmente cuando empezó a recordar ese momento, fue como si le hubiera abierto aquella herida del pasado.
-¿Cómo así decidió entrar a trabajar aquí?
-Fue la misma necesidad señorita, tenía que trabajar de cualquier cosa para poder alimentar a mis hijos y darles educación, además sino trabajaba mi mujer se iba a ir con otro, a las mujeres le gustan los hombres con la billetera gorda, o ¿me va a decir que no? ¡Claro pe! Y yo no quería perder a mi mujer, porque a pesar de nuestros problemas ella es buena.
Silvano y yo reímos por un buen momento, su comentario me causó mucha gracia, ya que es cierto, ahora las mujeres buscan hombres que puedan solventar tantos sus gastos como los nuestros.
-Pero a pesar de todo ¿le gusta su trabajo?
-No me gusta, pero tengo que hacerlo para sobrevivir, un primo que en paz descanse trabajaba aquí y veía que se daba la buena vida, tomando todos los fines de semana y tenía para comer, entonces le dije si podía trabajar con él y es así que estoy aquí.
-¿Cuánto gana al mes?
-No tengo sueldo, vivo de las propinas que me da la gente charly, aunque no lo crea vienen señores bien vestidos, con carrasos del año que no pueden venir a visitar a sus familiares y me dan su voluntad por limpiar, poner flores y echar agüita. Será por cada trabajito 30 o 40 soles.
-¿Usted vive aquí?
-Me quedo una vez a la semana, como todos mis compañeros, dormimos en una pequeña casita que hemos construido arriba de los nichos.
- Y ¿no le da miedo?
-¿Miedo a los muertos? ¡Que va ser! Miedo se le tiene a los vivos, aquí no pasa nada, solo tengo pesadillas, en mis sueños siempre veo que una mujer está caminando por aquí y me llama, pero nada más.
Mi rostro cambió por completo, pensé que me diría que si penan por las noches o escucha gritos de personas lamentándose de haber muerto, pero llegó Jefry, un muchacho de 20 años, delgado y carcajeándose de las pocas cosas que había escuchado de su amigo Silvano:
-No le haga caso señorita, claro que sí penan, la otra vez estaba caminando cerca al crematorio y escuché voces de mujeres pidiendo auxilio, ayuda.
-Y ¿no le da miedo?
-Claro que sí señorita, pero lo único que hago es correr o taparme las orejas.
Al principio sospeché que era una broma, o me estaba tomando el pelo, porque aquel chico no dejaba de reírse, todo lo tomaba a la ligera, pero me lo juró por Diosito y la Sarita, es ahí donde dude y pensé que no juraría en vano.Silvano lo callaba, porque no dejaba de hablar, y empezó a contarme de sus hijas, él muy orgulloso me comentaba que su hija mayor estudiaba en Selene, un instituto de cosmetología donde ya cursaba sus últimos años, el deseo de esta chica era poder trabajar siendo peluquera para así juntar el dinero necesario para estudiar lo que más anhelaba: ser chef.
Los ojos le brillaban de alegría a este simpático señor, no dejaba de decirme que siguiera estudiando periodismo porque era una carrera muy bonita, pero interrumpió una vez más Jefry diciendo que no éramos los primeros chicos en venir a hacerle preguntas.Las horas pasaban y tuve que preguntar a qué hora cerraba y me dijeron que faltaba una hora para eso, que ellos se encargan de estar seguros de que todos salgan porque los delincuentes se metían a dormir.No quise interrumpir más su trabajo y saqué de mi monedero todo el sencillo que tenía y se lo di como agradecimiento por haberme dado minutos preciados de su tiempo, al principio no me lo quiso recibir, pero yo insistí ya que era lo más justo.
-Señorita vaya al presbítero, es el cementerio que está al frente, ahí está Miguel Grau y otros héroes peruanos enterrados, además se encuentra el “niño Ricardito” es bien milagroso, todos le rezan, dicen que te cumple lo que le pides, la entrada esta cinco soles, pero hagan su rebaja por ser universitarios.
-Gracias, iremos.Saliendo de El Ángel, nos dirigimos al otro cementerio para que Ricardito me cumpliera un deseo, los vigilantes no nos quisieron dejar entrar sin antes pagar, empezamos a convencerlos de que como íbamos a pagar para entrar a visitar a nuestros familiares, pero no nos creyeron, así es que caminamos hasta la siguiente puerta, la número cuatro, donde le dijimos lo mismo y el señor con cara de- ya pasen- nos dejó ingresar.
Buscando por todos lados al niño milagroso nos pasamos una hora, pero en el camino vimos las tumbas de grandes literatos peruanos como el de José Santos Chocano – este personaje que quiso ser enterrado de pie- también a Ricardo Palma, entre otros.Pero la suerte no estuvo con nosotros, llegando ya al lugar para pedir mi deseo, uno de los vigilantes nos retiró del lugar por haber entrado sin pagar. Ya en la puerta nos reímos como locos y le dijimos: “de peores cementerios nos han botado”.Regresé a casa con una anécdota que contar y con los pies hinchados de tanto caminar.